viernes, julio 24, 2009

Revista Filipina (Tomo I N° 2 Otoño 1997)



REVISTA FILIPINA
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Una Revista Trimestral de la Literatura Hispanofilipina
Tomo I N° 2 Otoño 1997
Director: Edmundo Farolán

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He recibido, en las últimas semanas, varias cartas de muchos jóvenes filipinos en EE.UU. y aquí en Canadá, dando sus opiniones sobre la literatura hispanofilipina, y el interés de muchos en buscar sus raíces hispánicas.

En 1967, en Madrid, estudiaba un curso para profesores de español en el Instituto de Cultura Hispánica, y escribí una tesis sobre la búsqueda de la identidad filipina, tomando escritos de varios escritores españoles y filipinos, tratando de encontrar una síntesis, una conexión del filipinismo frente al hispanismo.

Pues aquí en este número incluyo fragmentos de aquella tésis, para estos jóvenes filipinos que me han escrito sobre las raíces nuestras en la hispanidad.


LA BÚSQUEDA DE LA IDENTIDAD FILIPINA
por Edmundo Farolán Romero


INTRODUCCIÓN

El intento de esta serie de ensayos es buscar un clave central, entre cuatro autores--dos filósofos españoles: Manuel García Morente y Ramiro de Maeztu; y dos filipinos, el político Carlos P. Rómulo y el jesuita Horacio de la Costa--y analizar cómo estos autores llegan a un eje central del tema de este libro sobre la busqueda de la identidad filipina.

Es un trabajo de síntesis de la obra de estos cuatro autores para contestar a la pregunta: ¿qué es el filipino?

I. García Morente y La Hispanidad

El tema central de los escritos de Manuel García Morente es la nacionalidad hispanista. Los terminos mas usados y mas significantes en sus escritos son nacion, estilo, caballero cristiano los cuales refieren a la idea de la hispanidad.

García Morente dice:

Ese suelo, ese idioma, es sangre, las formas que todo eso tiene, la manera de convivir los hombres en ese territorio, el idioma de esos hombres, el modo de expresarse, las costumbres, los monumentos, las instituciones, todo, en suma, lo que se contiene visible o invisible en el vocablo España, todo eso es producto concreto del espíritu hispánico, todo eso es el cuerpo mismo de la nacion. Pero, ¿cuál es su alma, cuál es su esencia?

Las dos preguntas que hace son claves y vitales para nuestra pregunta, ¿qué es el alma filipina?

Continúa Morente: La nación es una creación del hombre. Pero eso...supera infinitamente toda naturaleza...como la sangre, la raza, el territorio, el idioma...Ha de buscarse en un acto espritual.

Aprovechando ahora esta idea para la Filipinidad, como él lo hace brillantemente para la Hispanidad, insisto: ha de buscarse la identidad filipina en un acto espiritual.

La palabra <> entra en juego cuando Morente describe que <>. Continúa explicando su interpretación de estilo al hablar de <> ; o sea, todo lo que hace el español--el hecho de que lo hace--es ese cierto <>, según Morente.

Morente sígue con la pregunta: ¿Qué es estilo?

...es la imagen ideal del ser humano que quisiéramos ser; es la imagen del hombre absolutamente valioso, infinitamente <>, del hombre perfecto. Esa imagen transcendente e inmanente al mismo tiempo, esa imagen invisible, pero presente en todos los momentos de nuestra vida, ese nuestro <> que acompaña de continuo a nuestro <> real y material, está siempre a nuestro lado, en todo acto nuestro, en todo esfuerzo, en toda obra; e imprime lla huella de su ser ideal a todo lo que hacemos y producimos. Esa huella indeleble es el estilo.

La hispanidad en su totalidad cristiana es verdaderamente irrefutable; y todo lo que dice Morente refleja este espíritu cristiano.

Limitada la idea de estilo a la Hispanidad, se pregunta, ¿Cuál es el estilo hispánico? Y proyectada la idea de estilo a la Filipinidad, del significado del ako'y pilipino.

Morente sigue diciendo que <>.

El <> juega un papel muy importante en la filosofía morentiana: <>.

La palabra <> es una clave morentiana. Dice: <>.

La clave quijotesca del paladín caballeresco es muy eminente en la filosofía morentiana. La influencia hispánica en Filipinas llevó consigo esta espiritualidad quijotesca; los valores filipinos reflejan el caballerismo cristiano que forma el eje central en la filosofía morentiana.

II. Ramiro de Maeztu y La Defensa de La Hispanidad

En su Defensa de la Hispanidad, Maeztu tiene un capítulo titulado <>. Aquí, escribe sobre Rizal:

Rizal era un artista bastante completo: poeta, novelista, pintor, escultor y también músico. Pensador no lo era. De haberlo sido, se habría preguntado de dónde había venido su espíritu, la justificación de su deseo y pretensión de que su país, Filipinas, figurara en el concierto de las naciones libres y soberanas de la tierra, y de que su raza, la tagala, fuera también una de las razas gobernantes.

En el mismo apartado, escribe sobre Aguinaldo:

Hace poco, Aguinaldo, que peleó por las ideas de Rizal, empezó a revelar el secreto, cuando escribió <>

Rizal reflejó en sus escritos que el reino español en Filipinas fue un régimen de la edad oscura y medieval, la extensión de la Inquisición española. Mientras Europa ya disfrutaba de la edad de la industrialización, España y sus colonias todavía estancaban en el ambiente medieval. Pero a pesar de esto, Rizal no era anti-hispanista; fue más bien anti-clerical, porque veía que los clérigos hicieron que España regresase en su modo medieval en vez de seguir adelante con el resto de Europa. Y Filipinas, controlado por los frailes, fue para Rizal, educado en Europa, iba yendo un paso atrás en cada momento.

En sus sentimientos progresistas, Rizal no podía más vivir en un mundo encerrado por leyes de la edad oscura. Después de estudios en Alemania, España y después de sus viajes alrededor del mundo, no podía más tragar la barbaridad medieval que aún existía en Filipinas, su querida <> controlada por los frailes.

En el caso de Aguinaldo, a pesar de las luchas sangrientas contra los "últimos de España", mantenía un gran respeto a la caballería y honestidad de los españoles en batalla. Desafortunadamente, tenía que luchar contra los "malvados gringos" poco después de ganar la independencia filipina por una traición que los norteamericanos hicieron contra Filipinas.

Pero historicamente, no fue traición; fue el Tratado de París y los altos burócratas españoles que no hicieron caso del reconocimiento de la independencia filipina en Kawit, Cavite el 12 de junio de 1898. Y en este tratado, que fue firmado el 10 de diciembre de 1898, España vendió Filipinas por veinte millones de dólares a los Estados Unidos como si fuese propiedad, colonia suya todavía.

Y por eso, Aguinaldo en su frustración y disgusto, vio que España, entre los dos males, todavía era más honrada que los Estados Unidos, a pesar de que los altos burócratas españoles jugaron una mala jugada contra Filipinas. Juego de los imperios, y en este caso, los Estados Unidos que acababa de derrotar a los españoles en Cuba, Puerto Rico y Filipinas; el gran imperialista America que aparecía dar reconocimiento a los pequeños paises indefensibles, pero en realidad, ¡los controlaban como títeres teatrales!

Y la traición norteamericana es lo que disgustaba a Aguinaldo el resto de su vida y por eso clamaba 'Querida Espana, madre de Filipinas'.

Cuando Rizal habló de la libertad en sus novelas, insinuando que si España no había podido darla a Filipinas porque no estaba aún preparada para gobernarse, Ramiro de Maeztu, con tono distinto, dice <>.

Sí, que espiritualidad, que razonamiento profundo y a la vez sencillo porque en realidad, somos todos iguales, seres humanos, pero all llegar la avaricia, el poder, el imperialismo, ya entramos otro nivel--la desigualdad donde ya existen dos niveles--el patron y el esclavo, el administrador, y el administrado, el gobernante, y el gobernado; en fin, el conquistador y su esclavo, el vencido. Y así fue la historia humana de guerras y fuerza donde el vencedor controla el destino de los vencidos. La obra Farsas Contemporáneas de Antonio Martínez Ballesteros, dramaturgo de Toledo, expresa muy bien esta realidad donde no existe la democracia o la igualdad de la raza humana. Hay siempre los que gobiernan, y hay siembre los que tienen que ser dominados por los gobernantes.

Y así ocurrió en Filipinas. Un país insignificante politicamente donde los grandes imperios España y Estados Unidos jugaron de titeres a sus colonias.

Maeztu habla de la patria como espíritu, y por ello, necesariamente libre:

...la patria es espíritu, y por ello, necesariamente libre..antes de ser un ser, la patria es un valor y por lo tanto, espíritu..y ante el espíritu, es libre el alma humana.

Son sinónimos patria, libertad, espíritu, y alma humana para Maeztu. Y con estos, affirma el hecho fundamental, la obra más importante de la Hispanidad--el cristianismo:

Yo debiera demostraros ahora que la obra de España, antes que todo, fue la obra de catolicismo...porque España fue un Estado misionero antes que conquistado...si utilizó la espada, fue para que, sin violencia, pasara triunfante la cruz.

Esto parece un poco idealista en el sentido de que la intención fue exactamente lo que Maeztu proponía--una intención misionera. Pero desafortunadamente, la realidad no fue así. Sabemos que históricamente, miles y miles de abusos fueron cometidos por la espada, y por la cruz, los frailes abusaron sus poderes, como vemos reflejados en las novelas sediciosas de Rizal..

Rizal, en sus novelas, criticaba este 'cancer social' representando a los politicos espanoles y a los frailes como bufones incompetentes, resultando en la putrefacción de la sociedad filipina, la causa del cancer que invadía el alma filipina.

Los españoles en Filipinas, en vez de actuar como cristianos, contrahicieron los mandatos cristianos de igualdad de los seres humanos, creando barreras raciales entre indio, o el esclavo sirviente, y el blanco español, o el jefe, el pequeño dios, su salvador.

Esta discriminación racial fue reflejada en El Filibusterismo de Rizal donde, en un capítulo, describe el barco Tabo, el barco del Estado, donde encima están los españoles y los frailes; abajo con la mercancía, están los <> y los mestizos. Tabo representaba simbólicamente al gobierno español en Filipinas, moviendo muy despacio, a pesar de que otros países del mundo movían rápidamente con los cambios de la industrialización y el modernismo:

ora parece que va a triturar los salambaw, escuálidos aparatos de pesca que en sus movimientos semejan esqueletos de gigantes saludando a una antidiluviana tortuga.

El sentido de la palabra <> en Rizal expresa esa condición del lento progreso del gobierno español en Filipinas. Escribe sobre el silbato de este barco-tortuga:

El silbato chilla a cada momento ronco e imponente como un tirano que quiere gobernar a gritos, de tal modo que dentre nadie se entiende...

Su estilo, ironía, y simbolismo refleja las condiciones durante el régimen español en aquel tiempo: los españoles gobernaban con gritos que causaban temor y que nadie comprendía. Rizal en esta novela y mas aún en El Filubusterismo, su segunda novela, ataca el idealismo extremo que muchos atribuyen a España en Filipinas. Es verdad que España trajo el cristianismo, la obra máxima, según Maeztu, pero también defectos, como en toda obra humana. Y no se echa la culpa a Madre España sino a los españoles enviados por ella con toda buena intención a gobernar a Filipinas de una manera digna de la verdadera hispanidad.

Pero comparando a España con otros países colonizadores, los ingleses a los indios de America y a los hindúes--los holandeses a los malayos--los franceses a los árabes, España fue mas humano:

La civilización filipina es obra de nuestras órdenes religiosas..Santo Domingo..Santo Tomás..Gracias a esta obra de cultura superior, ha sido imposible que los norteamericanos pudieran tratar a los filipinos como los holandeses a los malayos, o los ingleses a los hindúes, o los franceses a los árabes o a los moros.

Maeztu describe el humanismo español:

Este humanismo en una fe profunda en la igualdad esencial de los hombres, en medio de las diferencias de valor de las distintas oposiciones que ocupan y de las obras que hacen, y lo característico de los españoles en que afirmamos esa igualdad esencial de los hombres en las circunstancias más adecuadas para mantener su desigualdad, y que ello lo hacemos sin negar el valor de su diferencia, y aun el tiempo mismo de reconocerlo y ponerlo...a los ojos del español todo hombre, sea cualquiera su posición social, su raza...es siempre un hombre.

(Continuamos en el próximo número con las opiniones de dos escritores filipinos, el jesuita Horacio de la Costa, y el político Carlos P. Rómulo)

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